El alcalde de Salinas de Añana -y podemos suponer que también los de otros muchos municipios alaveses- recibió una particular misiva a finales del mes de octubre de 1830, en la que se alertaba sobre las novedosas “maquinas infernales” que venían empleando los revolucionarios en fechas recientes.

En la contra de este documento, conservado en el Archivo del Territorio Histórico de Álava, se lee escrito a mano: “sobre cartas incendiarias”. Lo cual nos da ya una pista de cual era la invención a la que tanto temían las autoridades del momento. Este mensaje era en realidad una suerte de resumen de una Real Orden en la que el enemigo, según la descripción, pasaba de “revolucionario” a “anarquista”, alarmando acerca de un nuevo sistema explosivo “con menos volumen y más disimulado”, en el que introducían pólvora mezclada con arsenico. De este modo, sin necesidad de alambres u otros aparatosos materiales, se conseguía una hipotética sacudida, que venía acompañada del posterior envenenamiento.
Tratando de dar veracidad a lo dicho, la Real Orden hacía referencia a un episodio ocurrido en la subdelegación de policía de Jerez con un pliego recibido desde Cádiz. Y a su vez, la carta remitida al alcalde de Salinas de Añana ponía como ejemplo lo que “trataron de hacer con el General Eguía”. Esta alusión resulta interesante, ya el capitán general de Galicia Nazario Eguía y Sáez de Buruaga, recibió el 29 de octubre de 1829 un triple sobre -uno dentro del otro- con las siguientes leyendas cada vez más misteriosas: “Urgente V.E.”, “Urgentísimo y reservado”, y “Del Rey, para el general Eguía”. Un ingenioso señuelo que contenía en realidad la primera carta bomba de la historia de España, compuesta precisamente por vidrio molido (como metralla), arsénico y pólvora, y que le costó la mano derecha y varios dedos de la izquierda.
La circular emitida a los alcaldes era por tanto una llamada de atención, para que “usen de la mayor precaución en la apertura de pliegos para evitar cualquier catástrofe”. Además, puede leerse como una temprana muestra de las innumerables ocasiones en las que se ha avivado el terror hacia el anarquismo, como estratagema para descabezar y perseguir el activismo libertario. En este sentido, resulta llamativo que la Revista técnica de la Guardia Civil se hiciera eco de esta Real Orden en 1917, sorprendiéndose de que “esos feroces enemigos del orden social y de la Humanidad” existiesen ya en España hace muchos años.

Documentos empleados:
– Archivo del Territorio Histórico de Álava: ATHA-DAH-FSA-002-034 y ATHA-DAH-FSA-004-026
Imágenes:
– Cabecera: Cartero motorizado del departamento de correos de Washington, D.C. (1912, Harris & Ewing Collection).